El asturiano ha trabajado en la creación de LaFerrari, el modelo
más ambicioso que jamás ha salido de la fábrica de Maranello y que se
inspira en la tecnología de la Fórmula 1..
Fernando Alonso lo
tiene muy claro: “Hoy se ha presentado LaFerrari, el mejor Ferrari jamás
creado y en el que he tenido la suerte de trabajar en su desarrollo”.
Pues
dicho queda (de nuevo en su Twitter) y por alguien que sabe como pocos
cuáles deben ser las cualidades de un auténtico superdeportivo.
Tecnología
y experiencia de la Fórmula 1 aplicada a un coche de ensueño. El
resultado de tanta exquisitez se ha exhibido hoy por primera vez en el
Salón del Automóvil de Ginebra y el propio Alonso se ha mostrado
orgulloso del resultado.
Por
eso el asturiano es ya mucho más que un simple piloto de la escudería,
es parte de la gran familia de Maranello.
LaFerrari es el modelo más ambicioso de la marca italiana e indica el
rumbo que tomarán el resto de sus creaciones a partir de ahora.
Diseño, ingeniería, prestaciones, emoción en la conducción pero también ecología y respeto por el medio ambiente.
Luca
di Montezemolo, el presidente de la compañía, tampoco duda de lo
extraordinario del proyecto: “Este coche se llama así porque representa
la excelencia de nuestra marca, nuestra capacidad de proyectar y
producir, incluso con la experiencia adquirida en la Fórmula 1, un
patrimonio de conocimiento único”.
Y es verdad que este nuevo
superdeportivo bebe directamente de las fuentes de sabiduría de los
grandes premios. Es mucho más que un argumento comercial. La tecnología
híbrida de su motor, su gestión electrónica, su aerodinámica variable,
sus frenos Brembo… Todo apunta a la Fórmula 1 y serán únicamente 499
afortunados en el mundo entero los que puedan disfrutar de este coche
salido directamente de las manos de Fernando Alonso: sólo la mitad de
los que ya lo habían pedido incluso antes de iniciarse su producción.
La
exclusividad rezuma por sus cuatro costados, pero puede concretarse en
algunos datos básicos. Su motor es V12 de 6,2 litros complementado por
una unidad eléctrica para su funcionamiento híbrido (inspirada en el
KERS), que eleva su potencia total hasta nada menos que 963 CV, muy
cerquita de esa barrera legendaria del millar de caballos…
Su
cambio F1 de siete marchas y doble embrague, lo que le permite
aceleraciones fulgurantes: de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos, de
0 a 200 km/h por debajo de los siete y es capaz de llegar hasta los 300
km/h en tan sólo quince.
Su velocidad punta supera los 350 km/h,
mientras que la seguridad y la estabilidad se garantizan gracias a
soluciones como el control de estabilidad, el control de tracción, el
diferencia electrónico o la suspensión activa mediante funcionamiento
magnético.
Parece, por tanto, que LaFerrari sí es el Ferrari
definitivo, el superdeportivo con el que cualquier apasionado soñaría y
que incluso ha sido capaz de enamorar a un conductor tan exigente como
Fernando Alonso. ¿Se puede pedir algo más? Sí, quizá sólo que su
fabricante se atreviera a hacer público su precio… Mejor ni pensarlo…
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